La presentación de Vol.3 Insatisfacción de Ambassador fue la excusa perfecta para calentar la fría noche porteña.
La presentación de Vol.3 Insatisfacción de Ambassador fue la excusa perfecta para calentar la fría noche porteña.
Si hablamos de recuperar las raíces del rock pesado sin perder nunca de vista las similitudes con el rock nacional de los setentas, los platenses de Picaporters son una interesante referencia a la hora de entender cómo se puede mirar la historia desde los ojos del presente. El trío (Juan Pablo Herrera Morales - Bajo y Voz, Lucas Barrue – Guitarra y Juan Pablo Vazquez – Batería) entiende perfectamente que la densidad y la pesadez del sonido valvular, es una herramienta perfecta para generar paisajes a veces densos y pesados, otras veces bluseros y la mayoría de los casos con un airea a zapada psicodélica, que en definitiva da un vuelo interesantísimo a las canciones. Así la banda fue capaz de pasar de las referencias sabbathicas (“El roble viejo”) a la cita explícita del estupendo disco de Miguel Abuelo Et Nada del que tomaron la frase ("No todas son rosas en el campo del rey/No todas las rosas del campo son del rey/No todos los reyes saben mucho sobre rosas/No todas las rosas quieren saber de algún rey) de la canción “Tirando piedras en río” para explicitar de donde viene la propia canción “Amantes Instantes” sin que ello resulte disruptivo. En ese lugar pesado y valvular se sitúa el grupo sin importarles demasiado a qué suenan sus canciones sino más bien como conjugar sus elementos para generar su propio viaje.
En este sentido, “El Horror Oculto”, dejó en claro que tan densa y pesada puede ser la banda, al igual que “War Is Over”, los mostró en su faceta más filosa y agresiva. En el medio el trío no dudó en soltar su ímpetu para desarrollar un aire a zapada en donde hubo algo de Vox Dei, algo de Manal y algo de Color Humano como referencias ineludibles. Precisamente “Humo Ancestral”, que cerró el set a puro riff y psicodelia sirvió de ejemplo de lo que puede generar la banda: una interesante ida y vuelta entre el pasado y el presente.
Ambassador: Mostrando lo nuevo
En muchas ocasiones las presentaciones de discos optan por seleccionar algunas canciones estrenadas y mixturarlas con algunos clásicos del repertorio, seguramente con el fin de que algo de las viejas canciones se traslade a las nuevas para que finalmente se contagie la efusividad a lo largo del show. En el caso de Ambassador esto no fue necesario principalmente porque “Vol.3 Insatisfacción” demostró en vivo que tiene el peso suficiente para llegar al público y entusiasmarlo sin que espere canciones de los discos anteriores. Tal vez por eso el trío (Maximiliano Alvarez Guitarra y voz, Emiliano Arrettino Bajo y Lucas Calabrese Batería) optó por tocar el disco de punta a punta tal como fue grabado y editado, en un evidente gesto que da cuenta de sus ganas de defender su más reciente obra.
No descubrimos nada si decimos que las canciones de Ambassador están pensadas casi en su totalidad para ser interpretadas en vivo principalmente porque su música riffera, blusera y hasta en algunos momentos jazzera encuentra en el volumen y en el intercambio con el público una energía que potencia todo lo que sucede en escena.
Entonces desde “El comisario” que abre el disco hasta “El ser versero” que lo cierra, el trío puso de manifiesto las particularidades de un disco que sale un poco del espacio de confort del grupo con la referencia ineludible al Pappo´s Blues más psicodélico y elige transitar sonoridades más cercanas al rock sureño o incluso a los legendarios ZZ Top en donde el blues, el rock y el gancho siempre fuero de la mano. En este punto, no fue casual que los invitados (otro de los atractivos que pudieron ver los presentes, ya que por un lado permitió apreciar las canciones tal cual como fueron creadas y por el otro lograr la difícil tarea de que todos los partícipes estuvieran disponibles) sirvieran de alguna manera para dar cuenta de esa expansión a otros horizontes que plantea el trío.
En este sentido, cada uno de los aportes sirvió para sumar algunas sonoridades a las canciones. Andrés Figueroa (que más tarde estaría en “El Hombre Corcho”) aportó su saxo tenor para que la ya mencionada “El Comisario” surque las aguas del free jazz psicodélico, mientras el trío defendió la canción a puro riff. Algo similar sucedió con Fabiano Sanges quien participó con la guitarra Slide y voz en "Introspección" y la guitarra en “El Arrastrado” generando que las canciones tuvieran un interesante aire de rock sureño y pendenciero muy festejado por el público.
El aporte de Gabo Fritzler en percusión en “Siempre Seguiré” y el “Ser Versero” vino por el lado de generar una impronta más colgada y psicodélica, algo que supo entender el Ex Pez actual Pasajero Luminoso Pepo Limeres que aportó sus teclados en el “Ser Versero” y en “Doble Problema” que cerró, más tarde el show, dándole a las canciones una atmósfera climática más que interesante.
En el resto de las canciones del disco “Malas Desiciones”, “Insatisfacción” y “Microplástico”, el trío supo mostrar sus virtudes y sus contrastes, con un imparable gancho blusero en la primera, dando cuenta de una visión urbano existencialista en la segunda y preocupándose por el ecología a puro rock pesado en la tercera.
La segunda parte del show, luego de haber recorrido el disco en su totalidad sirvió para que el trío, con los invitados participando en algunos temas, recorriera el resto de su discografía haciendo hincapié por un lado en aquellas canciones más gancheras y por el otro dando pie a intensas zapadas en el medio de las mismas. Así pasaron entre otras “No vivir en la ciudad”, “Humanal”, “No existe solución” y “Blues del origen”, para terminar de encender a un público de por si enganchado con una propuesta que se sostiene en el legado de los históricos tríos de blues pesados de los setentas pero que al mismo tiempo tiene grandes canciones que sostienen una bandera donde el rock tiene, todavía cosas para decir. Bien por ellos.