Viernes 29 Sep, 2023

Gojira en el Luna Park: Un monstruo que pisa fuerte

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Crónicas
Gojira en el Luna Park: Un monstruo que pisa fuerte
Texto: Carlos Noro | Fotos: Gallo gluberman Gaby Sisti Press

Los Franceses que deben su nombre a la manera que se le dice a Godzilla en Japón, dieron cuenta de presente en su segunda visita a argentina.

El único antecedente de Gojira en Argentina había sido su presentación en el Teatro Flores como “soportes” de Mastodon, en lo que fue una grata sorpresa para quienes pudieron verlos, principalmente porque el sonido de los franceses y el desempeño en el escenario fue muchísimo más potente que el de los estadounidenses a pesar de ser estos últimos quienes cerraron la noche.

Siete años después Gojira creció exponencialmente a nivel propuesta, a nivel profesionalidad y a nivel de popularidad y claramente esto se vio desde el día que anunciaron su venida al Teatro Vorterix. En cuestión de horas se agotaron las entradas (dato no menor en un contexto de crisis en el que vivimos) y finalmente el nuevo escenario terminó siendo un Luna Park repleto, pero sin las populares de los dos costados habilitadas.

¿Qué propuso entonces Gojira para un público que evidentemente estaba ansioso por verlo? Nada más ni nada menos que un catálogo de sus virtudes y su potencia sostenido en su último disco, “Fortitude” que tal vez sea el mejor de su carrera o el que posibilite su salto definitivo de popularidad. En este sentido a lo largo de la quince canciones del set list, los franceses supieron realizar un balance donde el presente y el pasado tuvieron su respectivo protagonismo, dándole más preponderancia en el set a su reciente disco, con seis canciones repartidas en distintos momentos y con el gesto no menor que una de ellas fuera elegida para iniciar el show y dos de ellas fueran las elegidas para cerrar el mismo.

Luego de la presentación de los teloneros .Mar que dieron un show instrumental y climático, pero dejaron la sensación de que algunas bandas de metal como Against o Nvlo por citar algunas merecieron estar ahí, una larga intro de sonidos atmosféricos se transformó en un contador que fue proyectado en un telón enorme con el logo de la banda. Luego de 180 segundos que generaron ansiedad a un campo repleto, el sonido de guitarras de “Born for One Thing”, desembocó en la caída del telón y desde esos primeros acordes, los franceses dieron cuenta de las diferencias entre lo que el grupo propone en sus discos y como traslada sus canciones al vivo y directo. En el escenario el los hermanos Joe Duplantier en guitarra y voz y Mario Duplantier en batería junto a Christian Andreu en la otra guitarra y Jean-Michel Labadie en bajo; apuestan a que la crudeza y la pesadez inunden las canciones, sin jamás de manejar los contrastes que proponen, no solo su música sino en cada canción en particular. En este punto, esta nueva visita a Argentina dejó muy en claro que internamente el cuarteto sabe que para que la música suene pesada y extrema, es necesario que la propia música tenga contrastes entre velocidad y calma, entre distorsión y melodía, lo que hace que las canciones de Gojira no recorran los carriles que se suelen esperar, en contraste con otras propuestas más monótonas y previsibles.

Si bien este contraste sucedió a lo largo del show, en canciones como “Backbone” con su propuesta bien extrema, rozando al death metal o el groove, en “Stranded”, hiper festejada y coreada por el público o “The cell” en donde la atmósfera se tornó oscura y asfixiante; fue donde mejor se pudo percibir la habilidad de los franceses para mezclar pesadez y calma, en medio de un sonido potente y demoledor y con un audio que siempre mantuvo una nitidez que en propuestas tan pesadas no suele ser fácil de lograr.

Más allá de que el desempeño en general del grupo fue perfecto (sorprendió como lograron amalgamar las partes progresivas, con el groove, las marchas y contramarchas sin problemas), mucho de lo que propuso la banda en vivo se sostuvo en el desempeño en primer instancia de Mario Duplantier, y en segunda instancia en Joe, su hermano. El primero sin lugar a dudas es el corazón percusivo de la banda, con una escuela similar a la Iggor Cavalera, pero con un nivel de técnica casi imposible. Canciones como el medley “Love/Remembrance”, en donde lo denso, pesado y asfixiante de la primera parte, rápidamente se transformó en la potencia percusiva de la segunda parte en lo que fue una gran oportunidad para que el baterista demostrase su capacidad para sostener el show con un impecable trabajo de pasajes, contratiempos y precisión en cada golpe.

El caso Joe el aporte fue por el lado de  la difícil tarea de ser la cara principal del grupo y al mismo tiempo generar las melodías de guitarra necesarias para que la dinámica de las canciones no se pierda en ningún momento. La enorme “Flying Whales”, una alegoría pesada con tintes psicodélicos que sintetiza la propuesta ecologista del grupo, dio cuenta de la habilidad del vocalista y guitarrista de jugar con sus voces y sus melodías para que el público se zambulla con facilidad en la propuesta, si bien la pantalla gigante ubicada por detrás del grupo sirvió para generar a lo largo del show un interesante complemento entre imágenes y música. Algo similar sucedió en “Another World”, donde Joe quiso presentar la canción como “una canción sobre tomarse un cohete e irse a otro planeta otro lugar para vivir”, pero se vio interrumpido por el canto de la gente que a lo largo de la noche tuvo una participación clave a la hora de arengar a la banda, corear los estribillos y cantar las canciones palabra por palabra. En esta canción en particular, el vocalista y la banda mostraron su faceta más melódica sostenidos en un interesante video con ellos mismos en “modo historieta” llegando a otro planeta. “L'enfant sauvage”, “Toxic Garbage Island” y “The Chant”, también fueron tres canciones donde el vocalista se vio exigido para profundizar su nivel interpretativo principalmente porque en cada una de ellas se hizo presente la necesidad de un laburo melódico a veces más brillante otras más oscuro desde las voces, pero que fue bien sostenido por un grupo que como dijimos anteriormente brilló a nivel instrumental.

Antes del cierre “The Gift of Guilt”, con un innovador tapping gemelo de las dos guitarras al comienzo, mostró nuevamente el contraste entre pesadez y melodía que fue una constante a lo largo del show. A la hora de los bises “New Found” y “Amazonia” fueron un cierre con final abierto. Las dos muestran como en el último disco los franceses han logrado hacer su propuesta más accesible sin perder su identidad. En especial “Amazonia” (una evidente inspiración de “Roots” de Sepultura) tal vez sea el primer hit con todas las letras que tiene el grupo, si entendemos hit como una canción que tiene cierto nivel de accesibilidad. La respuesta del público en estos últimos minutos fue tan efusiva como al principio donde le grupo fue recorriendo sus canciones más identificables, lo que da la pauta de la potencia de más reciente obra. La sensación final fue la de haber visto algo que no suele suceder últimamente en los tours latinoamericanos: Gojira vino en lo que tal vez sea su mejor momento. Veremos en que se convierten.