Una historia que sigue escribiéndose entre alemanes y argentinos.
Una historia que sigue escribiéndose entre alemanes y argentinos.
Sin lugar a dudas esta nueva visita de los Die Toten Hosen a la argentina esta vez tiene un carácter especial. Por un lado es una celebración de un lazo de 30 años (la primera visita fue en 1992 en legendario Halley) y por otro lado la tristeza de que el gran promotor de esa visita (Piltrafa ex Violadores y Pilsen) haya fallecido sin poder celebrar tres décadas junto a los alemanes.
En este contexto el primer show de los cuatro pautados hasta ahora (otro más en Obras, La Trastienda y Tandil) tuvo todos los ingredientes que remiten al estado de ánimo con que la banda pisó la argentina. Al menos en esta primera fecha con un Obras colmado (todo un acierto que se haya decidido hacer el show allí tanto por la comodidad que implica el estadio como por su significado emotivo en la historia de la música argentina), los alemanes fueron capaces de mostrar todas sus facetas, generando un show entretenido que dio cuenta de su particular manera de entender el punk y los distintos puentes que se pueden establecer con otras músicas sin perder jamás ese adn donde la velocidad y la melodía funcionan de manera casi hermanada.
En este sentido el comienzo del show, con un sonido claro y potente (percibido así al menos desde las plateas del fondo) rápidamente puso a todo el público a saltar con “Alle sagen das” (último single de los alemanes) “Auswärtsspiel”, “Altes Fieber” algo que “Paradies” y “Bonnie & Clyde”, transformaron en un catálogo de virtudes de los alemanes. Si bien el incansable Campino captó las miradas con su despliegue (increíble como canta y salta a lo largo de todo el show) a su lado hay un grupo que tiene una contundencia admirable sostenida por Stephen George Ritchie "Vom Ritchie " y Andreas Meurer "Andi" quienes hacen lo necesario desde la batería y el bajo para que una banda punk sea lo que debe ser: sin muchas vueltas proponen contundencia, aceleración y una prolijidad admirable. Incluso en los momentos más feroces como “Du lebst nur einmal” o “Wünsch dis was” mantuvieron esa precisión necesaria para que todo funcione como es debido, dejando de lado a idea de que el punk es un música simpe y sin ningún tipo de desafíos a la hora de ser tocada.
Algo similar sucedió con el tándem de guitarras que conformaron “Kuddel” (Andreas von Holst) y “Breiti” (Michael Breitkopf) repartiéndose en partes iguales las bases rítmicas y solos. Mucho del gancho instantáneo de las canciones de los germanos tienen que ver con su accionar y en esta etapa del grupo, se ve evidencia esta cuestión con claridad en especial a la hora de ir transitando un set que va al desde la velocidad a la melodía pasando por otros estados de ánimo casi sin descanso. En este sentido lograron sonar lisérgicos en el ya clásico cover de Dillinger “Cokane in My Brain” (que poco tiene de su versión original reggae) para luego generar melodías melancólicas y ganchera con “Das ist der Moment” o incluso casi reggae con “Laune der Natur”, pero en cada momento dejaron su impronta para una banda que desde lo instrumental tiene un oficio a esta altura indiscutible.
Con un Campino locuaz y apoyándose en muchas ocasiones en “Breiti” para que dijera algunas frases en castellano, el extenso set de los alemanes que tuvo una interesante mezcla de clásicos con canciones nuevas y algunas perlitas también como era esperable tuvo varios momentos de homenajes a Pil Trafa. Si bien la elección fue interesante “Mas allá del bien y del mal” de Los Violadores, “Ivan fue un comunista” de Pilsen, en distintos momentos del show y más tarde “Represión” y “Uno, dos, ultraviolento” de Los Violadores más cerca del final con palabras homenajeando a Pil antes de cada canción; a esta altura resulta un poco tediosa la dificultad de Campino a la hora de cantar las canciones en otro idioma que no sea el alemán o el inglés. Si a esto le sumamos que cantó literalmente cada canción con un machete en la mano, a sensación es que con un poco más de ensayo (o adaptando las canciones a su idioma) el resultado podrían ser otro sin dejar de mencionar que el grupo tuvo una ejecución instrumental perfecta en cada uno de los momentos. Más allá de eso, la respuesta del público fue total, teniendo en cuenta que “Uno, dos…” fue casi enganchado con “Wünsch DIR was” y en especial “Hier kommt Alex”, en especial esta última compartiendo la inspiración de la película “La Naranja Mecánica” por parte de las dos bandas.
El último tramo del show con la sorpresiva presencia de Mosca de 2 Minutos para hacer “Ya no sos igual” (¿Nace una nueva amistad?), mostró que en la interacción con un cantante local (en su momento Pil era un invitado inamovible) Campino se siente mucho más cómodo más allá de que de nuevo el grupo haya tenido una ejecución instrumental respetuosa y admirable. Luego de tres momentos en que la banda se fue y volvió con por ejemplo la futbolera “You'll Never Walk Alone” y “Viva la Revolution”; “Musterbeispiel” y “Eisgekühlter Bommerlunder” cerraron un show de 31 canciones que dieron la pauta de que el amor entre los Hosen y argentina está lejos de extinguirse. “Hasta el amargo final” suelen decir los alemanes en sus remeras y banderas. Así será.