Dos cosas eran ya eran sabidas. La primera había sido la decisión de parte de la banda de brindar un show completo, lo que de seguro los obligó a tener que preparar una lista de temas más extensa de lo planeada inicialmente. La segunda tuvo que ver con que la organización había cambiado el lugar del recital a The Roxy Live, cuando inicialmente se iba a llevar a cabo en Vorterix. Independientemente de que varios se deben haber desilusionado con el faltazo de Hatebreed, es posible que hubiese otros que solo iban a estar interesados en ver a los británicos podridos. Y hasta sabemos que hubo gente que se quedó afuera y tuvo algún que otro roce con la seguridad del lugar, llegando hasta la aparición de patrulleros de la Policía Federal en la escena.
Ya había finalizado su set la última banda telonera, y a eso de las 22 hs, Napalm Death salió al escenario para hacer lo que mejor le sale, destruír oídos. Mark “Barney” Greenway comandó el micrófono y dio inicio a la fiesta del grindcore. Lo secundaban el mítico Shane Embury, con su loca cabellera que rivaliza con la de Buzz Osbourne, en el bajo, Mitch Harris en guitarra y el demoledor Danny Herrera a cargo de la batería. No deja de ser notable el profesionalismo de estos músicos, que literalmente arrasaron con la audiencia con un show que tuvo casi una veintena de canciones. En un sector del recinto no dejó de desarrollarse un pogo intenso, bastante embebido de alcohol. Todos movieron sus cabezas, y la potencia rara vez bajó.
En cuanto al repertorio, hubo lugar para un poco de todo, como es costumbre para una banda que ha permanecido sobre los escenarios durante tanto tiempo. Sin obedecer a cuestiones cronológicas, se pasearon por casi toda su discografía relevante, y no solo se dedicaron a tocar temas del más reciente “Utilitarian” del 2012, sino que también llevaron a los presentes al inicio de todo, ejecutando algunas joyitas de “Scum” de 1987. No todo es ruido, pogo y confusión. Y eso se puede entrever sobre todo cuando Barney trata de dirigirse a su público. Es una banda potente y violenta, pero que tiene mucha experiencia y sin duda trayectoria para mostrar. Entre las canciones hubo joyas como “Silence is deafening”, “Suffer the Children”, “Errors in the Signals”, “Human Garbage”, “Protection Racket” y muchas más. “Scum”, de su disco homónimo, “Life?”, y el intenso y extremadamente breve grito de “You Suffer” fueron celebrados con ganas. Ni hablar del “Nazi Punks Fuck Off” inmortalizado por Jello Biafra.
En resumen, se trató de un show intenso que duró casi hasta la medianoche, plagado de intensidad, gritos y riffs descontrolados. Napalm Death es sin duda una experiencia singular, difícil de describir con palabras, pero que ha dejado una huella en este mundo de la música extrema sin problemas. Larga vida al metal más podrido que existe.