En principio, habría que mencionar aquellos detalles que parecieron negativos y que nada tuvieron que ver con la música. De manera totalmente inusual para un show en Niceto Club, y más aun tratándose de un día de semana, los horarios de boletería, apertura de puertas y comienzo de las bandas soporte estuvieron totalmente atrasados. Después, el clima tampoco supo acompañar la velada, pero eso es ingobernable, y hasta se puede decir que sirvió de preparación y puso más en valor el show en cuestión. En criollo, si te cagaste de frio y mojando esperando en la puerta bajo un toldo y aun así lo que viste te pareció espectacular, pues no hay nada que lamentar. Eso sí, lastima la poca concurrencia, más aun si tenemos en cuenta que Sólstafir, la banda que arrancó el ciclo en otro día, logró llenar de personas el mismo lugar.
Finalmente, y arrancando a eso de las 21.30 horas, pasaron los soportes en la forma de Audia Valdez y Ruido, proponiendo músicas con orígenes marcadamente distintos entre sí, pero que tampoco fueron tan representativos de lo que vendría después. Tal vez eso sea algo bueno en retrospectiva, ya que sirvió para que llegase un poco más de gente, pero aun así no dejamos de pensar que su inclusión no era algo tan necesario. Eso sí, el sonido estaba a punto caramelo, y todo funcionaba a la perfección. Hizo falta esperar un poco más para que llegase lo que todos estaban esperando. Finalmente, faltando no mucho para las 23, el telón se corrió para mostrar a los Mammút en escena. Las chicas al frente, con Katrína “Kata” Mogensen en voces, secundada a sus lados por Alexandra Baldursdóttir en guitarra y Ása Dýradóttir al bajo. Completaban Arnar Pétursson en la otra viola y al fondo, Andri Bjartur Jakobsson en la batería. Si, son islandeses, ¿cómo querés que se llamen?
Las pibas tienen un poder que no deja de sorprender, y un sonido impecable que más de uno envidiaría. La instrumentación es tradicional, pero la composición está mucho más ligada al post-rock, al indie y tal vez hasta tenga un poquito de punk en la actitud. Kata no para de moverse a la hora de cantar, y el resto no se queda atrás. Hicieron mucho hincapié en el genial y reciente Kinder Versions, como era de esperarse, aunque hubo lugar para otros temas de discos anteriores. Desde la apertura con “Breathe Into Me”, pasando por “Walls”, What’s Your Secret” y “Salt”, hubo poco respiro. Hasta hubo una versión magistral de “Believe”, de la inmortal Cher, como para que se den una idea de lo que pueden hacer. La voz de Kata la hace especial y el cambio de ritmo que logran en lo musical la hace mejor que la original (si no nos creen, pues la encuentran muy fácil en Youtube). Luego siguieron con sus temas hasta llegar al final de la mano de “We Tried Love”. La iluminación estuvo a la par durante todo el show, ayudando a generar climas en conjunto con las variantes musicales que la banda puede adoptar en escena, pasando de la calidez a la frialdad islandesa en segundos. Por suerte para los que estaban, pueden tocar para cien personas o un poco más, como si estuvieran dando un show de festival para diez mil, pero en la intimidad de un lugar ideal.
Seguramente alguien leerá esto y se pondrá a pensar que tal suena una banda islandesa, como si de otro planeta se tratase. Tal vez la mayoría haya escuchado, aun sin querer, a la Reina Madre, Björk (de hecho, se sabe que el padre de Kata tocó el bajo junto a ella cuando integraban un grupo post punk de los 80´s llamado Kukl). Aquellos que la tengan un poco más clara, habrán escuchado a Sigur Rós, que dicho sea de paso nos visitarán antes de fin de año. Si todo les sigue pareciendo demasiado under, a excepción de Björk claro está, seguirán de largo, pero sepan que se pierden de algo interesante. Otros le darán oportunidad, no les gustará y también pasaran a otra cosa, de regreso a lo que suelen escuchar por donde sea. Pero nosotros somos nerds, somos melómanos, consumimos todo lo que pase por dentro de los oídos, buscamos, revolvemos, conectamos, sea algo de acá a la vuelta del barrio, o que venga de una isla a diez mil kilómetros. Nosotros seguiremos apreciando que traigan bandas que logran romper fronteras, ya sean políticas o estéticas, porque es lo que amamos.